jueves, 19 de agosto de 2010

Día 8: Nikkô

Hoy día domingo toca una excursión a las afueras de Tokyo, concretamente a Nikkô. Un pueblo al norte, al que se tarda en llegar (en un tren normal) unas dos horas o más. Esa mañana habíamos quedado todos en la estación de Shinjuku para coger la Yamanote y de ahí hacer trasbordo y comprar los billetes para ir al norte. Compramos provisiones en un konbini (24 horas) que había en la estación y nos preparamos para coger el tren. Salía en menos de media hora y aquello se empezó a llenar de turistas y de colegios. Mucho japonés que también se dirigía a visitar aquello.

En el tren rumbo a Nikkô


Nikkô pertenece a la prefectura de Kanto y se encuentra en la región de Tochigi. Es famoso por sus templos, mausoleos y balnearios. Es patrimonio de la humanidad y contiene una de las estaciones de tren más antiguas de todo el país. Todo ello hace que se convierta en un lugar de gran recepción turística.

Ubicación de Nikkô en Honshuu (isla principal de Japón)



Tras dos horas (aproximadamente) de ver paisaje y observar como la ciudad se convertía en pueblo, llegamos a la estación de tren.


Dejando atrás Tokyo (de fondo Asakusa)

Una vez nos bajamos buscamos mapas, nos dirigimos al punto de información. Allí cogimos unos mapas y preguntamos a la chica que nos atendía si quedaba muy lejos para ir caminando, porque enseguida nos dijo de ir a la estación, pero por lo que se veía en el mapa no parecía muy lejos.


Estación de Nikkô

 Y así hicimos, como media hora de camino nos esperaba por delante, o menos. Además era una calle principal y no tenía pérdida. Por el camino íbamos viendo casas, restaurantes, tiendas y otras cosas. Allí fue la primera vez que me cruce con la turbo bestia! *_*

La turbo bestia - Nissa Skyline GT-R 35 (uno de mis coches favoritos) *_*


Llegando al final de la callé, hay un puente que cruza un río y de el pende otro más antiguo (El puente sagrado de Shinkyo). Era una buena estampa, el río Daiya y el puente. Siguiendo más adelante, encontramos unas escalinatas que conducían a una pequeña casa y un templo, con lo que parecía una tumba. Era una zona bastante solitaria por la que parece que casi nadie pasaba. Allí sacamos algunas fotos y seguimos avanzando.


Calle de Nikkô

Vista del río Daiya

Buscamos los templos más importantes y al llegar allí los fuimos recorriendo, excepto los que había que pagar para ver. Después de dar varios rodeos, llegamos a la taquilla y Cynthia y yo compramos unos tickets por 1,300 yenes, que te permitían el acceso a los templos. Muy bien de precio para todo lo que muestran, aunque por mala suerte, algunos de ellos se encuentran en plena restauración.

Primera puerta del sendero antes de los templos


Una vez compramos los tickets, los otros dos con quienes íbamos, se quedaron a esperar por ahí. Está claro, nunca se sabe cuando volveríamos a estar ahí y poder visitar Nikkô, así que fuimos a ver los templos.
El primero que visitamos fue el templo shintoista de Toshogu, al norte de la región de los templos, que se encuentra al lado de Futarasan (otro templo). Alrededor de este, se encontraba una torre, una fuente de agua, el templo de los tres monos (aquellos que salen con los ojos, la boca y los oídos tapados – sannin no sarusan) y el mausoleo de Tokugawa Ieyasu.

Torre del templo Rinnoji


Para empezar, estéticamente eran preciosos, aquí te volverías loco con una cámara reflex. Ya saben por ahí las fotógrafas, buen destino para sacar fotos. Después, las puertas estaban decoradas muy barroco, algunas ya rococó. Y el entorno vegetal le daba ya un toque de estampa de postal. La vegetación espesa y de un verde intenso. La gente se apiñaba en las puertas para sacarse fotos, sacar una de la puerta sin gente era imposible.

Fuente de agua potable frente al templo Sanbutsudou


Al seguir avanzando íbamos visitando diferentes partes de este primer templo. Dentro, los guías te daban unas explicaciones de cómo surgió y la labor que allí llevan. Luego dentro del templo hicieron una demostración de la resonancia de la sala que fue flipante. Primero golpeaba unos palos en un punto de la habitación y no hacia nada, pero luego se desplazaba a la cabeza del dragón (éste estaba pintado en el techo), volvía a golpear los palos y producía eco. Ya se que eso tiene una explicación totalmente científica y todo eso. Pero aun así lo flipas cuando lo oyes en persona.


Dentro del templo Toshogu


Una vez visto esto, nos dirigimos a otro templo. Debo decir, que si visitan Nikko, tráiganse calzado fácil de quitar y poner, no como yo con las all stars, que chiquitas risas para ir de un templo a otro. Más que tenis eran corsets. Hahahaha

El siguiente templo fue el de Futarasan, al lado de este, al que se llegaba fácilmente por un camino totalmente recto. En una de las esquinas del templo, al principio del camino, había una mujer con un caballo y por no se cuantos yenes, le podías dar de comer o montarte en el carro y dar un breve paseo. Vamos, que la tía tenía montado el business con los visitantes.

Niño japonés dandole de comer al caballo


Al llegar al final del camino, otra puerta nos recibía. Era otro cúmulo de construcciones, una fuente natural de agua, varios santuarios, el templo. Muy bonico todo la verdad. Aquello tiene una magia que te rodea. Fuimos a mirar el templo y la fuente, que no paraba de recibir gente. Con el calor que hacía y lo fresquita que sale el agua es normal que se junte tanta gente.

Entrada al templo Futarasan


Estar en esos lugares, sobre todo el mausoleo. Pisar el mismo suelo que en su momento pisaron generales y emperadores hace cientos de años era increíble. E invitaba a hacer la croqueta el suelo aquel tan deslizante y uno en calcetines por ahí. Que para llegar al mausoleo había que subir unos tramos largos de escaleras empinadas que a cual más larga.

Templo próximo al mausoleo de Tokugawa Ieyasu


Después de esto fuimos al templo Taiyuin, otra maravilla de la arquitectura la verdad. Uno de los que más me sorprendió, porque de por sí, la puerta estaba franqueada por cuatro demonios en lugar de dos. Estos demonios están tan detallados que hasta los ojos eran de cristal, me gustaría saber por qué. Una vez dentro, un monge cogía tu ticket y te daba paso al interior, en donde tres enormes figuras de tres budas dorados llegaban casi al techo. Contemplar aquello de tan cerca te sobrecogía, tres budas de eras de grandes emperadores y señores de la guerra aguardaban en aquel templo. Uno en el centro (un daibutsu) y otros dos a los lados, el de la derecha tenía muchos brazos y el de la izquierda cabeza de demonio. Me encantaron!

Una de las pequeñas capillas


Debo decir que dentro de los templos están prohibidas las fotos, lo cual es una pena, porque me hubiese gustado llevarme muchas fotos de estos budas. Eran imponentes. También tuve la mala suerte por otra parte, de que mi cámara empezó a quedarse sin batería, pero bueno, como no se podía fotografiar el interior pues no me dio tanta pena.

Los alrededores del templo Toshogu


Una vez visitados todos estos templos, ya se había hecho de tarde. El tren lo cogimos por la mañana a las 9 aproximadamente y ya eran las más de las 2 de la tarde cuando terminamos de ver todo. Así que con el hambre apretando, fuimos a buscar un lugar en donde comer y casi llegando a la estación encontramos un sitio donde comer bien a buen precio. Yo me pedí ramen porque vi que llevaba naruto y quería probarlo.


Ramen con naruto (es lo blanco con una espiral rosada)


El naruto es una verdura con un ligero sabor, de color blanco y con una espiral en el interior. El exterior es de forma cilíndrica, con protuberancias y de color verde. El personaje de manga Uzumaki Naruto recibe el nombre de esta verdura, porque le encanta el ramen. Siempre se ve comiendo en un chiringuito un buen cuenco. Uzumaki es remolino (el remolino rosado del interior) y Naruto el propio vegetal. Probar un plato de ramen con naruto ya era una cuestión friki que tenía que hacer. ^^u

Una vez comimos, nos encaminamos a la estación de tren para volver a Tokyo. El tren tardo como unas tres horas en llevarnos a la capital y por el camino vimos fuegos artificiales (hanabi). Ahora en verano afloran las fiestas de los pueblos por todas partes y es frecuente ver chicas y chicos en kimono. La típica estampa de un anime, el chico y la chica que se citan bajo los fuegos artificiales con un takoyaki mientras los contemplan. *_*

Una vez llegamos a Tokyo, eran como las 9 o 10, cada uno se dirigió de vuelta a su casa. Yo fui a comprar algo para prepararme la cena y luego a sobar, que al día siguiente tenía clases.



Espero que les haya gustado esta entrada.


Hasta la próxima muchachada!! ;D


Gracias Jenny por leer mi blog! Fan incondicional! :)